Crítica de 'La teoría del todo': Eddie Redmayne lo da todo

A sus 21 años, Stephen Hawking ya era un brillante estudiante de Cosmología en la prestigiosa Universidad de Cambridge y tenía un futuro prometedor como científico. Todo parecía truncarse cuando le diagnosticaron una terrible enfermedad degenerativa y los médicos apenas le dieron dos años de vida. 'La teoría del todo' es un biopic del famoso astrofísico que se centra en aquella dura etapa de su vida, prestando especial atención a la relación amorosa que mantuvo con su primera mujer, Jane Wilde. El constante apoyo que ella le dio durante su progresivo deterioro permitió que los pronósticos médicos no se cumplieran y que la pareja saliera adelante, llegando a casarse y a tener tres hijos.

Como ya he dicho, el núcleo de la cinta lo forma la historia de amor entre la pareja protagonista, de modo que aquellos que esperen un retrato de la faceta de Hawking como físico, se llevarán una pequeña decepción. 'La teoría del todo' es, principalmente, una película de amor. La ciencia es solo un contexto, y casi me atrevería a decir que la enfermedad también. El verdadero protagonista es el amor como arma para combatir la enfermedad, y ese enfoque cautivará a unos y resultará un tanto descafeinado para otros. Yo me he quedado a medio camino, ni me ha llegado al alma ni me ha desagradado. Es un filme correcto, bien hecho y muy respetuoso con el personaje que representa, pero uno se queda con la sensación de que no se le ha sacado todo el provecho posible. Quizás esa pretensión de ser una película prediseñada para los Oscar haya influido en ese aspecto, pero eso no quita sus numerosas virtudes.

El principal punto fuerte de la cinta, como no puede ser de otro modo, reside en Eddie Redmayne, que nos ha regalado una actuación para la posteridad y que sin duda es uno de los favoritos a llevarse el Oscar al mejor actor el próximo domingo (el único que puede privarle de ello es Michael Keaton). Es cierto que este tipo de papeles son un caramelo para los actores, ya que les brinda la oportunidad de lucirse y de tocar la fibra del espectador, pero para ello hay que ser muy bueno, y Redmayne lo es. Igualmente bien, aunque un escalón por debajo, está Felicity Jones, que hace un gran trabajo partiendo de un personaje más complejo y con más matices. También es digna de destacar su banda sonora, otra clara candidata al Oscar, gracias a una melodía preciosa que se graba en nuestra cabeza y que nos acompaña en nuestros tarareos al salir del cine.

En definitiva, 'La teoría del todo' es una buena película, pero a la hora de valorarla como biopic, habría que discutir si se ha elegido el enfoque más apropiado. De los tres ámbitos más importantes de su vida -su trabajo, su enfermedad y su matrimonio- se ha optado claramente por uno y, aunque no es el que personalmente hubiera elegido, hay que reconocer que el resultado, para el tipo de película que quiere ser, es bastante satisfactorio. Eso sí, al igual que dije la semana pasada en la crítica de 'Siempre Alice', lo que se va a recordar dentro de unos años, más que la película en sí, es la actuación de su protagonista.

Mi reacción tras ver 'La teoría del todo':