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Crítica de '¡Olvídate de mí!': ¿Qué es el amor?


Pongo un falso tráiler creado por un usuario de YouTube, ya que no he encontrado ningún tráiler oficial en castellano.

 

Hoy quiero hablar de una película de 2004 injustamente no muy conocida por el gran público, pero a la que le tengo un cariño especial porque la vi en un momento de mi vida un tanto delicado en el ámbito amoroso. Así que ojito si la veis estando sensiblones, porque seguramente necesitaréis un paquete de clínex cerca. Se trata de '¡Olvídate de mí!' (esperpéntica traducción de 'Eternal Sunshine of the Spotless Mind'), dirigida por el francés Michael Gondry, a quien debo reconocer que conocía más como director de vídeos musicales que de películas (ha trabajado con artistas y grupos de la talla de The Rolling Stones, Björk, Foo Fighters o The White Stripes).

Lo que hace especial a esta película es que cuenta algo que ya hemos visto mil veces en el cine, pero de una manera totalmente distinta, de ahí que su guionista, Charlie Kaufman, se llevara el Óscar al mejor guion original. Por un lado tenemos a Joel, un tipo solitario, tímido e inseguro; y por otro a Clementine, que es todo lo contrario a él: impulsiva, extrovertida y dicharachera. Entre ellos surge el amor, pero el desgaste de la rutina y ese choque de personalidades hacen que las discusiones sean cada vez más habituales. Un día Clementine, harta de la situación, decide acudir a un centro médico en el que se eliminan todos los recuerdos de la persona que el paciente solicite, con la intención de borrar a Joel de su memoria. Este, enormemente dolido y despechado cuando se entera de lo ocurrido, decide hacer lo propio y someterse al mismo tratamiento. A partir de aquí, y mediante continuos saltos en el tiempo, vamos viendo diferentes fases y momentos de la relación a través de la mente de Joel. Aquí es donde el guionista, que es muy pero que muy listo, nos da una patada en la boca, ya que empieza mostrándonos los últimos momentos de la relación, los de mayor tensión y desconfianza entre la pareja, y desde ahí va retrocediendo hasta llegar a los primeros en los que todo es magia y felicidad. Ese orden inverso de los acontecimientos y ese paso del odio a la ternura es lo que a más de uno le hará derramar una lágrima (sí, yo fui uno de ellos). '¡Olvídate de mí!' ofrece en imágenes la definición más fiel y acertada de lo que significa el amor como concepto, algo que puede tanto hacernos sentir mariposas en el estómago como destruirnos por dentro, pero sin lo que no podemos vivir.


El reparto está inmenso, empezando por un Jim Carrey que demuestra que no solo sabe hacer muecas y que cuando se pone en serio puede llegar a ser un actorazo como la copa de un pino (como ya había demostrado previamente en 'El show de Truman'). Kate Winslet está realmente adorable interpretando a la chica "rara" que a todos nos hubiera encantado conocer en algún momento de nuestra vida, y también cabe hacer mención a Kirsten Dunst, Mark Ruffalo, Elijah Wood y Tom Wilkinson, quienes también bordan sus respectivos papeles secundarios.

Lo único que al principio puede llegar a descolocar un poco son los numerosos cambios de escenario y saltos temporales mientras Joel va perdiendo sus recuerdos, pero una vez nos situamos y le cogemos el tranquillo al juego que propone la cinta, vemos cómo todo va encajando a la perfección. En cualquier caso, es un film que conviene ver más de una vez para darnos cuenta de su amplio abanico de detalles que se nos pueden escapar en el primer visionado. Por lo demás, más que una película imprescindible, diría que es una película necesaria. Porque todos hemos querido olvidar a una persona en algún momento de nuestra vida, pero seguro que si nos pusiéramos a hurgar, encontraríamos por lo menos un recuerdo que nos gustaría conservar. 



Y para terminar, voy a entrar en spoilers porque hay un par de escenas que quiero destacar, así que dejad de leer aquí si no habéis visto la película.

Hay una escena realmente desgarradora: cuando Joel, en mitad del proceso de lavado de memoria, se da cuenta de que hay una serie de recuerdos que quiere conservar. Él grita desesperado dentro de su cabeza para que detengan el proceso, pero nadie puede oírle en el exterior.

Y por otro lado, la última escena es una auténtica maravilla. Los dos acaban de escuchar en una grabación de audio lo que piensan el uno del otro y, aun sabiendo que su relación está destinada a fracasar, les da igual. Los momentos de felicidad compartida compensan todo lo malo que esté por llegar, y deciden volver a intentarlo. El diálogo que mantienen es una de las declaraciones de amor más bonitas que se han visto en el cine:

Joel: No veo nada que no me guste de ti.
Clementine: Pero lo harás.
Joel: Ahora mismo no lo veo.
Clementine: Lo harás. No sé, ya se te ocurrirán cosas. Y yo me aburriré de ti y me sentiré atrapada porque eso es lo que me suele pasar.
Joel: Vale.
Clementine: ¡¿Vale?!
Ambos: Vale (entre risas).

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Estudiante de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Cinéfilo y musicadicto pero, por encima de todo, una bellísima persona.

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