No voy a descubrir América al decir que la tecnología ha transformado completamente la manera en que nos comunicamos. Los vertiginosos avances experimentados en las últimas décadas han propiciado que todos estemos más conectados que nunca los unos con los otros, pero también que nos relacionemos menos, puesto que el contacto físico ya no es necesario y podemos mantener varias conversaciones al mismo tiempo con el simple tacto de nuestros dedos. Por otra parte, estos avances han supuesto una especie de bendición para las personas solitarias e inseguras, que han encontrado en la tecnología un medio de comunicación y expresión sin ese miedo al rechazo que les corroe en la vida real. Esto, como todo, tiene sus pros y sus contras, pues puede darse el caso de que algunas personas se dejen absorber tanto por una pantalla de móvil o de ordenador, que se les "olvide" cómo relacionarse con otra persona cara a cara, con los consiguientes problemas que esto puede acarrear.
¿Por qué os cuento este rollazo? Pues porque es uno de los muchos temas que abarca 'Her', la última película de Spike Jonze, ganadora del Oscar al mejor guion original hace unos meses. La historia nos sitúa en un futuro no muy lejano (de hecho, parece tan cercano que asusta) en el que los sistemas operativos se adaptan a las necesidades del cliente, llegando a ofrecer compañía y conversaciones de voz. Theodore (Joaquin Phoenix), un escritor solitario que está a punto de divorciarse, decide probar uno de ellos con el fin de sentirse menos solo, pero lo que nunca imaginaba es que acabaría enamorándose de la voz femenina de su ordenador (cosa comprensible, teniendo en cuenta que se trata de la voz de Scarlett Johansson). El planteamiento puede parecer, en un principio, algo disparatado y surrealista, pero está presentado y contado con una naturalidad y sencillez que resulta totalmente creíble. De hecho, la película nos presenta una de las visiones sobre la sociedad del futuro más realista (y probable) que se ha visto en el cine. Una sociedad en la que todo el mundo camina por la calle con un pinganillo en la oreja a través del cual conversa con otra gente. Una sociedad en la que todo el mundo se comunica, pero a su vez, una sociedad en la que todo el mundo está solo.
Pero centrándonos en la historia de amor que mantienen Theodore y su sistema operativo, esta merece un párrafo aparte, porque da para horas y horas de reflexión. ¿Se puede amar a una máquina del mismo modo que a una persona? Esta es la gran pregunta que nos plantea 'Her'. Atendiendo a la cinta, podríamos responder que sí, ya que los protagonistas transmiten más amor y ternura que el 99% de las típicas películas románticas hollywoodienses. Vemos a la peculiar pareja reír, pasear por la playa, conocer mundo, dormir..., ni siquiera las relaciones sexuales son un inconveniente, como podemos comprobar en una brillante secuencia con el fondo completamente negro. Pero si en el amor entre humanos no todo es de color de rosa, en el caso de un humano y una máquina no iba a ser diferente (y hasta aquí puedo leer sin entrar en spoilers).
En definitiva, 'Her' es una película, pese a su contexto tecnológico, asombrosamente humana, dulce y conmovedora, y a su vez una gran cinta de ciencia ficción que nos invita a reflexionar acerca del futuro que nos espera y de nuestra relación con la tecnología. Altamente recomendable.
Mi reacción tras ver 'Her':
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